Ya han pasado seis meses desde el nacimiento de Curioso y ya tiene cara de bravo.
Foto de Curioso el 5 de Abril de 2015.
Las primeras semanas de vida son duras para el becerro porque tiene que aprender a mamar y comunicarse con la madre. La madre tiene un extraordinario instinto maternal. El becerro se comunica con ella a través del berrido y copia todas y cada una de sus reacciones. Durante las cuatro primeras semanas de vida el becerro está en la etapa de la lactancia y todos los nutrientes se los aporta la madre.
A partir de la cuarta o quinta semana de vida, Curioso comienza a ingerir hierba y agua, y se empieza a desarrollar su aparato digestivo. Y será a partir de la quinta semana cuando se incremenan las necesidades alimenticias del becerro como animal rumiante o poligástrico (3 estómagos), por tanto, decrece la producción de leche de la madre, lo que supone una menor dependencia de la misma.
Debido a las condiciones climatológicas de la sierra de Madrid, se hace aún más duro estos primeros meses de vida por el clima, al tener la nieve como compañera de viaje.
Durante este periodo el becerro siempre está con su madre dentro del lote al que esta asignada. Un lote consiste en juntar en torno a 30 vacas junto con un semental para su cubrición. Cada lote debe estar en un cercado independiente, con agua a libre disposición, abrigo arbóreo y muy bien cerrado, además de intentar separar lo más posible unos cercados de otros, evitamos así que los toros se vean y mucho menos se “toquen”.
Los seis primeros meses de vida, Curioso, se los ha pasado jugando constantemente con su madre y con otros becerros, hijos de otras vacas del mismo lote .En breve llegará el destete de Curioso, que será el momento en el que se separe de su madre. Os lo iré contando.